
Introducción
Mi nombre es Christian Arturo Ayala Parra, soy estudiante de Psicología de UABC Valle de las palmas y decidí hablar sobre los efectos psicológicos y físicos que los videojuegos pueden causar en los adolescentes.
Elegí este tema porque yo soy un aficionado a los vivideojuegos y he visto de cerca los efectos ya sean positivos o negativos que estos pueden causar en los jóvenes y me gustaría indagar mas en el porque de estos efectos.

El objetivo que deseo alcanzar con este proyecto es observar de cerca a la comunidad gamer y analizar porque muchos jóvenes se retraen socialmente y empiezan a tener problemas físicos, de adicción o de depresión.
Los adolescentes de hoy en día crecen en un mundo cada vez más digitalizado en el que los videojuegos siempre han formado parte de su entorno cultural.
Cada vez son más las plataformas que se pueden utilizar para jugar y la oferta y variedad de juegos disponibles no hace más que crecer.
Jugar a la videoconsola o con el ordenador, tablet o smartphone, forma parte de la rutina diaria de muchos niños y adolescentes, que dedican horas a este entretenimiento y lo consideran una parte normal de su tiempo de ocio, llegando incluso a crear comunidades de contactos y amistades virtuales con las que se comunican utilizando los juegos online. Ante esta situación, existe una preocupación sobre qué tan beneficioso o perjudicial puede ser esta forma de entretenimiento para el desarrollo de los adolescentes.
El gran problema de los videojuegos -frente a la televisión - es que los videojuegos, como consecuencia de su estructura repetitiva y de recompensa, podrían generar una dependencia de los mismos que llevaría a los niños a estar constantemente pendientes del videojuego a lo largo del día.
Todo esto acarrea una gran pérdida de tiempo, dificultades para llevar a cabo adecuadamente los deberes escolares, falta de atención y concentración durante las horas de clase y un comportamiento de aislamiento en la propia escuela.
La adicción puede ser de tal intensidad que esté presente durante cualquier actividad que lleve a cabo durante el día: bien sean actividades manuales como comer o vestirse, o intelectuales, como los deberes escolares. Todo esto lleva al niño a perder contacto con la realidad social, emocional y familiar.